El cinco de abril del año en curso, la administración municipal del cantón Cuenca habilitó para la utilización ciudadana el sistema de bicicletas compartidas que cuenta, en esta etapa del proyecto, con veinte estaciones inteligentes ubicadas en distintos puntos de la urbe, como zonas cercanas a parques, plazas, línea de recorrido del tranvía y universidades. El usuario puede retirar la bicicleta personalmente en la estación y también puede reservarla a través de una aplicación informática. Las estaciones son alimentadas por energía solar y están conectadas por vía inalámbrica a una central que monitorea en tiempo real su uso y el de las bicis. Son doscientas cuarenta unidades que tienen características apropiadas para la seguridad de sus conductores, como espejo retrovisor, sillín anatómico con ajuste de altura, pedales y ruedas con reflectores, espacio para artículos personales, cambios de tres marchas y etiqueta electrónica para su identificación.
La movilidad urbana es un problema común a muchas ciudades y exige de ciudadanos y autoridades una serie de acciones para gestionarla positivamente. La implementación del moderno sistema de transporte alternativo en la capital azuaya ha considerado su integración a la movilidad urbana para mejorarla, preservando el patrimonio, fomentando el uso de la bicicleta como medio de transporte público sano, promoviendo la responsabilidad social de las personas y la humanización del espacio urbano. La ciudad de Cuenca cuenta con treinta y nueve kilómetros de ciclovías emplazadas en sus calles y avenidas. Adicionalmente, aunque responden a un criterio diferente, existen alrededor de cincuenta kilómetros de senderos en las orillas de los cuatro ríos que la atraviesan, que también son vías exclusivas para peatones y bicicletas.
El proyecto Bici Pública Cuenca y los senderos en las orillas del Tomebamba, Yanuncay, Tarqui y Machángara son solamente dos ejemplos positivos de la acción conjunta de ciudadanos y la administración municipal que permiten valorar su decisiva incidencia en el estado actual de la ciudad, reconocida por sus propios habitantes, visitantes nacionales y extranjeros como hermosa y una de las mejores urbes intermedias, no solamente del Ecuador, sino de la región. Hay otras acciones ciudadanas y municipales que contribuyen con este estado de cosas, el tranvía, la renovación total –hasta fines del año en curso– de la flota de antiguos buses por unidades con tecnología contemporánea mucho menos contaminante, la entrega a la comunidad de los denominados megaparques ubicados en distintos puntos de la ciudad, el reconocido cuidado profesional del Parque Nacional El Cajas; y, muchas otras obras que son la base concreta de su belleza y prosperidad.
Claro que no todo es perfecto. Hay errores cometidos y aún tanto por hacer. La ciudadanía organizada, personas particulares y la administración municipal aún en funciones han demostrado su empuje y positivo criterio en la construcción de la actual Cuenca. Quizá, la carencia mayor está en nosotros, ciudadanos, que no respetamos las normas jurídicas y cívicas de convivencia cuando utilizamos y conducimos vehículos, caminamos, arrojamos basura o destruimos el patrimonio arquitectónico. Es necesario construir niveles colectivos más altos de civismo, para que los nuevos servidores públicos electos trabajen con una sociedad cada vez más educada y comprometida con el cuidado de la casa de todos. (O)