No me quejo, por lo mismo, de la suerte que me ha cabido, ni tengo la ceguera como una gran desgracia; no lloro por ello tan amargamente como lloró el Divino Ciego de Albión, ni acuso a los insensatos que se han reído de mi, juzgando que Dios me ha castigado.

juan-benigno-vela

También puedes revisar