Vivero Pascual

Militar y funcionario español nacido en Sevilla el 21 de marzo de 1762, hijo de don Juan Manuel Vivero y Fueros, y de doña María Antonio Salavarría y Arizabalo.

Recibió sólida instrucción en uno de los más acreditados planteles de su ciudad natal, destacándose en matemáticas y en el aprendizaje de idiomas como el francés y el italiano, que llegó a dominar con singular perfección.

Había cumplido los 17 años de edad cuando ingresó a la Marina de Guerra Española, y en 1779 se embarcó en el navío “América” a bordo del cual realizó su primer crucero.

Pronto se destacó entre los miembros de su rama, por lo que a mediados de 1790 obtuvo el mando de una cañonera, actuando en la defensa de Ceuta, al norte de Africa; y en los combates de Tánger y Almuecar, durante la guerra con Francia.

En 1795 fue destinado al Callao, en el Perú, al mando de los bergantines “Peruano” y “Limeño”. Para 1802 figuraba ya como Teniente de Navío, y dos años más tarde lucía las insignias de Capitán de Fragata.

En 1812, cuando los vientos de independencia soplaban en esta parte de América, fue ascendido a Capitán de Navío, y en 1816 fue destinado a desempeñar de manera interina la Presidencia de la Audiencia de Charcas.

El 5 de mayo de 1820 –luciendo las insignias de Caballero de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, Brigadier de los Reales Ejércitos y Capitán de Navío de la Real Armada- don Pascual Vivero llegó a Guayaquil, y tres días después sustituyó en el cargo de Gobernador al Brigadier Juan Manuel de Mendiburo.

Muy pronto se dio cuenta Vivero que su situación no era nada envidiable, puesto que en la Muy Noble y Leal Guayaquil soplaban ya vientos de libertad e independencia.

El 7 de octubre tuvo conocimiento de que lago grave se estaba gestando en la ciudad por lo que, para amedrentar a los guayaquileños, resolvió efectuar un despliegue militar. De nada sirvió esta muestra de poder militar; ya nada podía detener la revolución en marcha.

El lunes 9 de octubre, muy entrada la mañana y tal como lo temía, la revolución lo sorprendió en el momento menos esperado, y fue capturado cuando intentaba levantarse del lecho.

Tratado con todas las consideraciones que merecía su alto rango, el 11 del mismo mes fue embarcado en la goleta “Alcance”, con destino a Chile.

Un año después, el Gral. San Martín lo llamó a filas independentistas y le confirió el nombramiento de Contador de Resultas al Tribunal de Cuentas.

A raíz del triunfo de Ayacucho volvió a servir en la Comandancia General de Marina, en Chorrillos, Perú; en 1825 fue ascendido a contra-almirante y en 1833 a vice-almirante.

Habiendo cumplido los 72 años de edad, don Pascual Vivero murió en la ciudad de Lima, el 14 de marzo de 1834.

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