Funcionario español que desempeñó el cargo de Presidente de la Real Audiencia de Quito.
Gozaba de gran fama por su erudición. Había estudiado en la histórica Universidad de Salamanca y en poco tiempo había demostrado gran control sobre sus actos, ecuanimidad, buenos tratos y honorabilidad a toda prueba. Fue por eso que la Corona Española lo destinó a cumplir importantes destinos en las colonias de América.
Desempeñaba el cargo de Oidor de la Audiencia de Lima cuando, a la muerte del Lcdo. Miguel de Ibarra, Presidente de la Real Audiencia de Quito, fue nombrado para ocupar dicho cargo.
Llegó a Quito el 9 de diciembre de 1609, en momentos en que la ciudad y la audiencia necesitaban de la presencia de un magistrado íntegro que hiciera respetar las leyes, pero a pesar de haber realizado todos los esfuerzos para culminar dicha empresa, no pudo ver concluida su obra debido a que la muerte lo sorprendió, en el ejercicio de su cargo, el 19 de octubre de 1612.